"Campaña por un sol amigo" busca generar conciencia sobre los cuidados que hay que tener frente al sol para modificar aquellos hábitos que dañan nuestra piel. Queremos enseñar a los niños, a través de talleres y material didáctico, los beneficios del sol como fuente de vida, así como los problemas y consecuencias de una indebida y excesiva exposición a los rayos solares. Sabemos que cuando ellos toman conciencia, se transforman en transmisores naturales del conocimiento adquirido a sus pares y a los mayores.
Cuidar a los niños del golpe de calor
Puede causar deshidratación y la manera de contrarrestarlo es tomar abundante agua, sobre todo cuando las temperaturas son muy elevadas.
Utilizar la sombra como aliada.
La mejor manera de prevenir las quemaduras y el enrojecimiento en los niños es dejarlos en la sombra. Ponerles sombreros con ala que proyecten la sombra sobre sus caras y ropas es una buena idea para defenderlos del sol.
Usar cremas fotoprotectoras.
Consultá a un dermatólogo para que te recomiende un producto de marca reconocida con Factor de Protección Solar (FPS) 30 como mínimo. Debés aplicarlo entre 20 y 30 minutos antes de la exposición al sol, en una película uniforme sobre toda la superficie de la piel. Y volver a realizar esta operación cada dos horas mientras permanezcan expuestos a los rayos solares.
Evitar que tus hijos se expongan al sol en horarios donde
éste incide más fuertemente.
La intensidad de los Rayos Ultravioletas varía durante el día, aumentando en forma considerable los rayos UVB en las horas cercanas al mediodía, entre las 10 y las 16 hs.
Realizar un examen de piel completo una vez por año.
Una de las maneras de cuidar la piel de toda la familia es concurrir al dermatólogo. El es la persona que más sabe sobre el órgano más extenso de nuestro cuerpo y quien nos puede aconsejar mejor según nuestro tipo de piel.
Nunca hay que dejar de cuidarse.
Hay que tener en cuenta la incidencia del sol en los chicos todo el año: el reflejo del sol sobre la arena, el agua y la nieve agravan la situación, y multiplican los daños posibles.
Educar es la primera forma de proteger.
Desde que son pequeños, tenemos que hacerles incorporar medidas de prevención que les evitarán problemas en el futuro.
Aprender a cuidar su piel según los deportes que realiza.
Durante la actividad física, necesitamos tener excesivos recaudos. Deshidratación, quemaduras, sudor excesivo y sequedad en la piel son situaciones que se pueden evitar; solo hay que estar atento y no olvidarse de tomar todas las precauciones posibles.
Los ojos también.
La reacción térmica o fotoquímica producida por la acción directa de los Rayos Ultravioleta puede generar daños sobre las estructuras oculares. Para una protección adecuada se necesitan anteojos de sol que bloqueen todos los tipos de radiaciones y cubran en una longitud de onda entre 250 a 400 nm.
El sol se acumula.
Las consecuencias de los rayos que tocan la piel de los niños no llegan a verse totalmente a corto plazo, sino que pueden manifestarse en la adultez. Uno de los efectos que se vincula con quemaduras solares en la infancia es el cáncer de piel, de allí que cuanto más temprano se modifiquen los hábitos de exposición al sol, menores van a ser los efectos adversos.